Todos lo sabíamos. Cual pibón que se contonea por la calle y dan ganas de soltarla “estás buena, y lo sabes”, pues Motor Carrera sabe ganar “y lo sabemos”. Más que nada porque da fe de ello la victoria contundente del día de ayer aunque en los corrillos de Inda y Relaño ya se empieza a hablar de que nuestro ‘9’, Álvaro, sufre de ansiedad que ya van dos partidos y cero goles en su casillero.
Comenzó el partido con un dominio claro de las hordas rojas que no notaban en ningún momento que el rival fuese peligroso, sobre todo –separado- porque no presionaban y porque sus pases solían terminar en las manos de Chocho o en los pies de alguno de nosotros pero he aquí el sino histórico de nuestro equipo: nos marcaron un gol y empezamos, como la semana pasada, perdiendo. Una jugada en la que faltó algo de tensión defensiva, quizás por ese dato de que no parecían peligrosos, hizo que los fantasmas de la semana pasada (derrota ante un equipo que, en nuestro momento álgido, debíamos ganar fácil) apareciesen. Sin embargo, un error defensivo del rival dejó sólo delante de la mole de portero contrario a un servidor que, como buen killer, no perdonó y puso el empate en el luminoso inexistente. Ya con la confianza del primer gol de la temporada jugamos más “felices y frescos” y conseguimos hilar jugadas por primera vez en lo que va de Liga. Y el segundo gol llegó tras pelotazo que Álvaro bajó con la cabeza no sabe muy bien cómo y que Víctor, siempre preparado para empalar cualquier cosa, empotró en el fondo de la red en un buen gol de nuestro número 6. Tras ello llegó la mejor jugada del partido que salvó, de milagro, el portero. Triangulación entre Rubén, Álvaro, Toni y Xaime al primer toque que terminó con disparo de Rubén que sacó con el talón el cancerbero rival; córner a nuestro favor que despejaron a banda; y saque de banda de Charlie que se convirtió en asistencia ya que Toni remató de cabeza haciendo el tercero de nuestra cuenta, dando tranquilidad a los últimos instantes de la primera mitad.
La segunda mitad discurría por los mismos derroteros: control del partido por parte de MC, y jugadas por banda que terminaban en disparo –más o menos acertados, pero disparos-. Con estas, era cuestión de tiempo que llegasen más goles y fue Víctor, por segunda vez, el que haría de las expectativas una realidad por primera vez en la Historia. Buena jugada que terminó con un gran tiro cruzado del mencionado que pegó en el palo interior de la portería creando dudas acerca de si el árbitro daría el gol, aunque por suerte todos lo vieron dentro a excepción de los dos porteros (rival y propio) que no se lo creyeron del todo. Con el 4-1 todo eran risas e intentonas de creernos el Real Madrid de Mourinho, pero lo que conseguimos fue ser el Athletic de Bilbao ya que nuestro Llorente, Luis, concluyó de cabeza y a la escuadra entrando desde atrás (como el propio Llorente firmaría) un buen centro de Álvaro desde la izquierda. El 5-1 era ya insalvable para Piovera, que recortó distancias gracias a una carambola provocada por nuestro defensa rompedor Rubén, que no contento con fallar un penalti la semana pasada quiso dejar su impronta colchonera con un rebote digno de Perea. Despeje de balón que choca en el delantero rival y que, cosas del azar, va a parar pegado al palo derecho de Chocho que nada pudo hacer mas que revolcarse por el suelo como croqueta humana y tocar un poquito el balón. El final del partido consistió en intentos de remontada épica de un Piovera que tuvo un tiro al palo donde Chocho hizo una estatua tan preciosa como poco efectiva y poco más. El encuentro terminó sin más sobresaltos dando, por fin, la victoria que Motor Carrera se merecía.
Apuntes de la libreta de Mou:
- Ausencia en el partido del papi Marco. Según explica sus fuentes médicas, un golpe en el pie durante el partido de la semana pasada le dejó fuera de la lista y no concurrió al partido, digámoslo entre comillas, “por lesión”.
- MC, un equipo de lealtad absoluta. Rocío, única asistente como público (habitual) es la más leal seguidora jamás vista; va a más partidos de Motor Carrera que Pedro del Real Madrid, y eso que su abono es más caro que el de la señorita Albarrán. Por fin nuestra socia número 001 contempló una victoria a la altura de su equipo favorito. Por supuesto, mencionar aquí la falta de palabra y rigor a la verdad de sus compañeras de piso María Rosa, Nuria y Carmen que prometieron la noche anterior acudir al partido con cámara de fotos incluida y todo quedó en un “ya te llamaremos”. Imaginamos cual fue la razón, pero el gorro del portero de waterpolo no era para tamaño desplante.
- La tabla de goleadores ya se mueve, por fin. Como mencionamos al principio, decir que la portada del Marca de hoy habla de la ansiedad por marcar de Álvaro, esperemos que comparable a la de Cristiano Ronaldo y que calle bocas con goles como panes; mientras esperamos ese momento, Víctor comienza de líder en solitario después de su doblete de ayer con un triunvirato de perseguidores formado por Toni, Luis y yo. Luis, en concreto, está a sólo dos goles de igualar su marca goleadora del año pasado. ¡Ánimo campeón!
- Como siempre decís que soy el rey del yoismo en este vloj (yoismo, para algunos que la logse les dejó más tocados que a otros –> yoismo: yo, yo y luego yo) hoy lo seré para enmarcar como se merece mi homenaje a ese gran jugador que fue –y lo es en nuestros corazones- Gravesen. Tras caño y ver que el balón se me iba largo puse mi rótula, menisco y ligamento cruzado al servicio del espectáculo imitando la, imposible de clavar, Gravesinha. ¿Consecuencia? Pedir el cambio de inmediato ante el dolor en mi rodilla. Ahí está la diferencia, Gravesen preguntó a Kanouté si la sangre era suya y yo creí morir de dolor. Los daneses son más rudos. También destacar en el apartado “humillaciones” que me acabo de sacar de la manga el caño que Toni le hizo a un rival porque no fue uno cualquiera. Iba de costado hacia atrás, se paró, le miró de frente y le dijo “toma, in your face” y sotana al canto. Así queremos a Motor Carrera.
- Respecto a Chocho, imploró por activa y pasiva que no le contásemos como gol encajado el segundo de ayer pero en este país a los comunistas no se les hace caso desde que Anguita dejó de hablar y Labordeta de respirar. Así que, dos goles encajados por el camarada Chochov; como atenuante diremos que no tuvo culpa alguna y que aunque no tuvo más ocasiones de mérito, estuvo de espectador todo el partido, la estatua de aquel tiro al palo le quedo “que ni pintá”.
- Del rival poco que decir. Gente corriente, que es bastante decir algunas veces en esta Liga, que ni sabían que sacaban en la segunda mitad. Suerte que tienen en un servidor un tío de bien que no paga nada en B y que dice las cosas por compasión no-cristiana. Resaltar dos jugadores: su delantero, que durante un cambio se echó un cigarrito, con dos cojones. Y su portero, que cuando empujaba decían que le habían tocado. Será que la espalda de nuestros delanteros hacía fuerza contra sus puños…todo es darle libertad a la imaginación.
- En cuanto al árbitro, de lo mejorcito en todos estos años de fútbol 7; nunca llegando al nivel de nuestro querido Manolo Lama pero salvando el honor (?) del arbitraje municipal. Y yo no es por ser racista (como mola decir esto para luego soltarla) PERO los dos mejores árbitros: españoles.
- El tercer tiempo tuvo una sorpresa negativa: el chiringuito del Sporting de Hortaleza, fundamento esencial de España, ¡estaba cerrado! Por ello tuvimos que desplazarnos a un bar cercano, en el barrio de Rocío (según fuentes del Santander) para tomarnos un par de cañejas y otros refrigerios. Algunos continuamos el tercer tiempo jugando un par de partidas de Colonos de Catán, por si interesa victorias para Fernandito y la última, la buena, para mí.
Así termina la segunda crónica del año en la que invito a que escribáis algo, que la entrada anterior se quedó en “'0 comentarios” y queda súper-cutre para un vloj tan bueno como este.
Gravesen, un gran tío y mejor jugador. Más si cabe por querer asesinar al mierdas de Robinho.