Podría escribir dos crónicas de dos partidos. Podría, también, cobrar por esto y podría, en fin, tener muchos millones y contratar a Santiago Segurola para que hiciese panegíricos motorcarrerísticos. Sin embargo no será así. ¿No os gusta? Haber estudiado.
El fin de semana llegaba con ración doble de sufrimiento para Motor Carrera, lo cual tenía su lado positivo: ración doble de cervezas pospartido. La convocatoria del sábado llamaba a la tragedia, al menos los días previos, pero al final aparecimos en los campos de Luis Aragonés con ¡dos cambios! pero muchas ausencias: Pedro, que más que banquero parece cura de tantas bodas a las que asiste; Chechu, ídem (para Charlie: esto quiere decir que lo mismo que lo que he explicado con Pedro) pero sin ser banquero…aunque tiene antecedentes familiares; José, diezmando la población de ciervos extremeños (y de caza), y Fernandito, impedido por un retrovisor que se puso en el camino de su escafoides. Recuperamos a Álvaro, más preocupado por hacer de sus jugadores de baloncesto (?) unas buenas perdedoras que de la gloria de Motor Carrera y nos dispusimos a enfrentarnos a Cheto, que poco tenía que ver con el tigre simpaticón de Matutano y muy mucho con La Montaña de Juego de Tronos.
El partido comenzó bien, y aunque los campos pequeños dan poco margen de maniobra supimos estar en el partido…a ratos. Hubo 12 goles por lo que este humilde (?) cronista no recuerda muy bien el orden de todos ellos, simplemente sabe que siete fueron para nosotros y cinco para ellos (para Charlie: esto quiere decir que ganamos el partido). Motor Carrera jugó a rachas, combinando momentos de dominio con otros de dejarse llevar cuando la diferencia era importante. Por eso nunca se llegó a jugar tranquilo y pecamos de ansiedad, en parte porque balón que volaba a nuestra área, bola que pillaba el gigante de Espolón. A veces era gol y otras no, eso es como un sábado cualquiera en un bar. Sin embargo, ese partido tuvo un jran momento por parte de nuestro guardameta demente: marcó gol. Sacando desde su área. Existen muchos vídeos chorras de esas goles por internete pues…fue tal que uno más de esos. Saca buscando un contragolpe, el portero rival que sale demasiado se come el bote del balón y ¡pum! Segundo tanto de Chocho en toda su trayectoria como amigo y portero de MC sacando desde su portería. La lucha tuvo su recompensa y tras un hat-trick del primo marrón, un doblete de Marcos, que por fin acertó a meter la pelota en la portería que debía, un gol de Víctor y el ya citado de Chocho, Motor Carrera se iba el sábado con sus primeros tres puntos de la temporada en un partido al que, esta vez sí, el árbitro se dignó en aparecer a hacer su trabajo.
¿El domingo día de descanso? Los cojones. Con agujetas y con un único cambio comparecíamos sólo un día después para volver a jugar al fútbol. En esta ocasión contra Arena Negra, que en el calentamiento hacían virguerías con el balón y nos daban miedito con un portero que parecía ninja. Sorprendentemente, Motor Carrera hizo el partido más serio que se le recuerda en años y mantuvimos el tipo en todo momento. Sin presionar a lo loco, el rival tocaba entre sus defensas (cuánto daño ha hecho Guardiola a esto del fútbol) sin crear peligro, mientras que Motor Carrera aprovechaba para salir rápido en cuanto un error rival lo permitía. Puro Mourinho. Pura poesía balompédica. Así llegó el primer gol, una falta peligrosa que se sacó rápido y Marcos, incluso empanado, llegó al balón, peleó en línea de fondo y su pase de la muerte lo remató Luis al palo corto. 1-0 y a seguir con el mismo plan: si el rival quiere gastar el balón en su defensa, que lo haga, nosotros no le tenemos mucho afecta a esa cosa redonda. Sin embargo, nos empataron en un error de marca y mal despeje de Chocho al centro, en tributo a su admirado Topo, Él (por algunos llamado Casillas, Iker), que aprovechó un rival que pasaba por ahí sin nadie que le molestase. El fútbol a veces mola y a 30 segundos del descanso, en eso que los valdanos de la vida llaman gol psicológico, un disparo desde fuera del área de este redactor, capitán y tocapelotas se convirtió en un golazo (lo fue, ahora no digáis que no) y nos daba una ligera ventaja antes de irnos al descanso.
Chocho homenajeó a su ídolo en un corner que estuvo a punto de acabar en tragedia.
Lo habitual en nuestras filas es ponernos nerviosos al ir ganando sólo por un gol de diferencia, sin embargo, y recordando lo que ya se mencionó de ‘partido serio’, no fue el caso. Seguimos igual, misma filosofía, misma eficiencia en las carreras y mismo afán por no joderla. Y tanto nos empeñamos en eso que, sin quererlo casi, marcamos otro gol. José se hizo un campo a través (nostálgico como estaba de su día anterior, en un campo de verdad, disparando y esas cosas de provincias) para terminar rematando un poco de aquella manera pero que valió un tanto. Y entonces más seriedad. Más prietas las filas. Más hostiaputaquepornuestroscojonesganamos. Corrió peligro el juramento con un gol de rebote del rival, cuando un tiro aparentemente sencillo para Chocho entró en la portería al desviarlo uno de los nuestros (que el culpable levante la mano que no le pongo cara).
El 3-2 no se movió y terminamos el fin de semana con 6 puntos de 6 posibles. Un logro digno de mención, sobre todo el domingo, cuando Motor Carrera no sólo sabía lo que tenía que hacer (solemos saberlo), sino que lo hizo. Y luego bebió, por supuesto, sólo faltaba.
Hasta la próxima batalla, camaradas.
Escrito por: Xaime Méndez Baudot
