Y ya sabemos todos que segundas partes nunca fueron buenas -a excepción sabida del El Padrino II-. El domingo de San Isidro, cumpleaños de nuestro Pichichi, acudimos, por segundo domingo consecutivo, tan desaliñados, desordenados y sin hechuras de equipo (ninguna). Ocho jugadores one more time en los campos del borracho de Hortaleza y, repitiéndome, segundas partes suelen ser peores que las primeras así que esta vez las cosas estuvieron más difíciles y casi nos cuesta un susto importante. Lo que a continuación se relata son los hechos acaecidos que podrían considerarse secuela del partido Motor Carrera – Canipléjicos:
Una vez situados en lo escaso del factor humano con el que Motor Carrera disputaba el que, de antemano, se presumía como el partido más complicado; toca situar al lector/jugador/rival/despistadoquesequedaaleervistolacalidaddelescrito en el puro desarrollo bélico: contrario a la razón, Motor Carrera dominaba el encuentro durante los primeros veinticinco minutos con varias ocasiones que nos podían haber puesto por delante, destacando una doble ocasión que nació de un córner lanzado por el capitán del equipo y que Chechu remató a media altura desde el punto de penalti, su portero -en una buena estirada- desvió el balón que cayó en los pies de Álvaro que empotró obcecado con el gol pero que terminó en la muralla humana que formaban en los córners. Aprovechando su inferioridad aérea, manda cojones que esto lo diga yo, los saques de banda, portería y falta se colgaban al área dado el peligro que ocasionaba y las dificultades para defenderlos de Racerdos que, con suerte, no vieron encajar ningún gol hasta ya avanzada esta primera mitad, cuando otro córner lanzado por el capitán y número 10 llegó a Víctor que con su pierna derecha y anticipándose al defensa cruzó el balón al segundo palo sin que nada pudiera hacer su cancerbero ni los defensores. Motor Carrera se adelantaba en el marcador, algo justo visto lo que ocurría en el campo, pero como sabemos que el fútbol y la justicia se llevan tan mal como los políticos con el sentido común Racerdos dio la vuelta al marcador aprovechando, entre otras cosas, el bajón físico lógico que Motor Carrera pegó a falta de diez minutos para el descanso. El empate de Racerdos llegó tras una jugada que demostró una falta de intensidad por parte de Motor Carrera preocupante en algunos casos donde los pases no llegan a su destino sin saber muy bien por qué más allá del exceso de confianza o la desidia; así Charlie, que tenía pase fácil a Chechu que estaba en defensa, hizo algo, algunos lo llamarán pase, que no consiguió que el balón avanzase más de dos palmos, robo del rival y dos contra uno que culminaron bien sin que Chocho pudiese hacer nada por evitarlo pero que consiguió que el portero intifado pegase unos gritos a su banda izquierda que no se recuerdan en el campo. El empate, unido a nuestro ya deteriorado estado físico debido a que movían el balón algo mejor que Canipléjicos y nos exigían más físicamente, nos hundió en la miseria e hicieron que ni siquiera los balones por alto al área, que tantas ocasiones nos dieron, fuesen un recurso válido para meter miedo. En un buen ataque de Racerdos llegó su segundo gol, que suponía darle la vuelta al marcador ante los campeones de Liga (casi) menos goleados de Hortaleza, algo de lo que deberían estar orgullosos.
Tras el descanso la decisión estaba clara, visto que no éramos gente y que no había otras opciones al juego que se realizaba, la solución era la intensidad defensiva con alguna que otra falta lejos de nuestra portería para no permitir superioridades numéricas. Y el plan salía bien, con la lengua fuera, los pulmones a la altura de la campanilla y el hígado notándose en nuestro costado como si de un quiste se tratase aguantamos las acometidas del rival que, con su número 10 a la cabeza, vio fácil el partido y se dedicó a unas excesivas florituras que, por fin, tuvieron precio: la derrota. Abro un pequeño paréntesis para pedir, desde este Jran Vloj, la muerte al fútbol moderno. Siguiendo con los acontecimientos de la tarde de ayer en la pradera de Hortaleza ya no queda más que hablar de la remontada, épica por lo trabajada, de Motor Carrera. El empate llegó aprovechando lo que ya explotamos en la primera mitad, su debilidad aérea y su incapacidad para defender esos balones. Un balón elevado metido por Chocho hacia mi persona (ya os vale jugar con el enano del equipo por alto) fue a ser recibido por un servidor de ustedes y de Dios, pero el defensa decidió subirse a caballito de mí. Quedé en una posición más dada a recoger jabones del suelo en las duchas de las cárceles que de jugar al fútbol: manos en cruz, torso doblado en ángulo recto con la cadera; y a la espalda, lo peor: un maromo con sus manos en mi espalda y pegado a mí. Ante esta situación homogayerfutbolística más propia de Piqué e Ibrahimovic el árbitro del encuentro no tuvo más remedio que señalar penalti a nuestro favor. Mi mismidad lo lanzó a la izquierda del portero, que se lanzó a la derecha y, pum, empate de Motor Carrera que, sinceramente, ya veía como buen resultado ese empate tras mirarnos las caras y verlas tan desencajadas. Por primera vez en lo que va de liga los errores no eran motivo de gritos ya que nos veíamos unos a otros tan cansados que no podíamos mas que pensar que era fruto de no tener las piernas como se suelen tener con tres o cuatro cambios esperando en el banco. Aún así tuvimos ocasiones de marcar el tercero, destacar un gran pase raso en profundidad de Fernandito entre la defensa rival que el abajofirmante buscó al hueco y cuyo disparo se fue fuera por poco y, sobre todo, por tirar con la derecha tal cual le llegaba. Pero ayer los dioses de la guerra se aliaron con nosotros, a lo mejor dado que al Barça le va bien tirándose al suelo, el Dios del Fútbol Base decidió que piscinazos rivales y quejas en este nivel te lleva a la derrota. La confianza de Racerdos no decayó, que seguía intentando jugar al toque volviendo a su defensa una y otra vez; pero que sólo llegaba a las proximidades de nuestra área con, que ironía, pelotazos arriba. En ese intento de tiki-taka que intentaron los jugadores celestes Álvaro robó un balón, se la otorgó a Víctor que entraba arrasando desde el centro. El primo marrón se abrió a una banda, llevándose a un defensa, yo mismo me abrí a la otra arrastrando a otro rival y ya, Vïctor uno contra uno se lo llevó puesto al rival y encaró al portero. Pero el gol no iba a entrar tan fácil y su primer disparo fue repelido por el portero, con la buena suerte para nosotros de que el balón le volvió a quedar en los pies a Víctor que ya sólo tuvo que empujar al fondo de la red el tercer gol de Motor Carrera. Júbilo en las hordas rojas que desde que dimos la vuelta al marcador hasta el final del encuentro no tuvo más remedio que repetir esa intensidad defensiva que se nos presupone a los más varoniles y que dio, como resultado, que Chocho sólo tuviese que intervenir con mérito en una ocasión en una jugada rival por nuestra banda izquierda. Al finalizar el encuentro los grititos o saltos típicos que deberíamos haber dado por dejar casi asegurada la clasificación fueron sustituidos por hombres a tierra para no moverse de allí, parecido a Alves y Busquets pero con otra intención bien distinta.
Apuntes del capitán/redactor/becario:
- De nuevo ausencias cuantiosas en las filas de Motor Carrera, hasta cuatro. Luis con su Graciosa Majestad, Pedro emborrachándose a rebujitos en El Puerto de Santa María, Marco enfermo (el hijo le habrá pegado algo) y Rubén que no recuerdo el motivo de su ausencia. Además, para que se pareciese más al encuentro de la semana pasada, Álvaro llegó sin intención de jugar por un bulto en su tobillo pero que tras infiltrarse (porro mediante) y ver que seríamos siete justos se calzó las botas. Además yo me resentí de mi lesión en mitad del encuentro, algo patente cuando Chocho me fue a lanzar un balón al grito de “Jaime, ¡corre!” y mi respuesta fue, con cara de espanto, “¡Noo!, no puedo correr”. El caso, que esperemos que en el Trofeo Marca aparezcamos, alguna vez, más de ocho; tenemos una bonita oportunidad el próximo domingo, 22-m.
- Sin embargo, el equipo mejoró en lo referente al público. Rocío, la delegada consorte, estuvo presente en los campos (sospechamos más interesada en ponerse morena al sol que en ver nuestro espectáculo). Además se sumaron Puma, nuestro “verdugo” de Hispania y la Puma’s girlfriend. Tres aficionados de Motor Carrera en las gradas, algo digno de ver y que, si se hubiesen juntado unos pocos más, hubiesen sido más miembros en la grada que en el campo.
- Víctor sigue con la idea de convertirse en el Pichichi del equipo a final de temporada ya que sumó un doblete. Dos goles de mérito que permitieron abrir el marcador uno y culminar la remontada el otro. Además yo sigo acercándome a los siete goles de Luis y Toni y acecho el podio de goleadores.
- Chocho recibió dos goles como dos soles. Nada pudo hacer en ninguno, a lo mejor algún milagro pero…no fue el caso. Como ya resalté en la crónica, cuando Racerdos apretaba Chocho resolvió con una bonita estirada -y parando con…¡las manos!- un fuerte disparo cruzado. Fue lo más destacable de su actuación que fue, como suele, sobria.
- Novedades en el men in black. Nos arbitraba por primera vez un hombre que, de lejos parecía brasileiro pero que, al hablar, se descubrió como un compatriota de Adrián el de Green. A no ser que fuese un brasileño con voz del este de Europa…algo que daría todavía más miedo. Desde luego el árbitro, sin ser de la provincia española de ultramar como la mayoría, no mejora el nivel de arbitraje. Se inventa córners, saques de puerta, no veía manos en las espaldas (a excepción del penalti, demasiado evidente para no verlo) y pitó SÓLO doscientas faltas de saque al rival cuando, al menos, hicieron unas quinientas.
- El rival fue el más duro de los de este grupo, destacando por su número 10 que era un “jugón” venido de ultramarque se creía más de lo que es; algo quejica cuando recibía faltas y muy ojiplático y displicente cuando las hacía él (doble rasero político, como siempre). Eran algo quejicosos con las faltas con frases como, “árbitro, ¡es que entran fuerte!” o “a trallón no vale” -ésta es broma, pero es lo que quedaba-. Sin embargo tenían algún concepto futbolístico, cosa que no suele ocurrir, y nos pusieron las cosas difíciles. Además tuvieron a bien no jugar con ocho jugadores en el campo como la semana pasada, algo que se les agradece porque no estábamos nosotros para ponernos a contarle al árbitro nada ya que no nos llegaba oxígeno al cerebro.
- Tercer tiempo en la Cervecería Burgos, otra vez poco poblada (aunque más que la semana pasada). Algunos se decidieron a tomarse una copa nocturna por los 24 años de Álvaro y otros, nos fuimos a casa a descansar de un día duro en cuanto a deporte.
Estos son los hechos acaecidos en la tarde de ayer en los campos Luis Aragonés, ya saben que son libres de comentar lo que deseen como yo, acto seguido, a ciscarme en vuestros muertos por ello (además de tener poder de censura, algo que me encanta).
Los ocho de Motor Carrera nos tuvimos que abrir paso ante las dificultades, ¡pero logramos una nueva victoria!
Han salido resultados. Somos lideres.
ResponderEliminarCaniplejicos gano 7-6 a con un par, por lo que nos vale con un empate el proximo domingo.
No se vosotros, pero a mi me gustaria acabar con 3 victorias de 3 partidos
Pues entonces no vengas.
ResponderEliminarCabron pero si os estan metiendo mas goles que al Almeria!!!
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