Una frase que siempre le hemos atribuido a Messi y que hoy, coincidencias, me la quedo yo. Tanto retraso llevo que cuando el partido sucedió tenía 28 años y ahora, ya veis, treinta menos uno. Semana y un día después de finalizar la Liga tiene lugar la crónica del partido que nos colocó en la cuarta posición global aunque, seamos sinceros, una vez perdida la competición lo mismo daba.
El partido comenzó con un guardameta poco habitual (yo) al que le temblaban las piernas cada vez que el rival se acercaba al área que, todo hay que decirlo, eran muchas. Un par de jugadas que recordaban el rustic style de Motor Carrera salvaban la cara de un equipo que quería terminar un año bonito con la mayor dignidad posible. Sin embargo, Os Chufis se adelantaron en el marcador tras una jugada en la que dos disparos a un metro de la portería fueron demasiados.
Antes de que Álvaro llegase para relevar al portero (maldita hora) todavía hubo tiempo para un segundo gol tras disparo pegado al palo. Ya con el primo marrón en la portería y el 10 por el campo redujimos distancia gracias, oh te alabamos, al estilo del patapúm que tan buenos recuerdos nos traen; como aquel verano en el que Charlie pilló en Mallorca con una alemana. Ay, la juventud. Balón que el defensa mide mal, un servidor encara al portero y con la pierna mala y la colaboración del defensa marca. Parecía que la épica volvía a ser aliada de las hordas blancas pero ahí estaba Álvaro para llevarle la contraria al destino y en un cabezazo a su palo se quedó de pies juntos, que ni José Tomás, para ver pasar el balón. El 3-1 fue un mazazo y, aunque no quisimos bajar los brazos, el cansancio se apoderaba de nosotros (representación gráfica a cargo de Diego chutándose ventolín y Chocho mirando al banquillo pidiendo que le sacrificasen).
El tiempo transcurrido y el cumpleaños del sábado no permiten a este cronista recordar el orden de los tantos; pero sí que Chocho, a pase de Diego, y Diego, a pase mío, recortaron distancias antes de que, de nuevo, apareciese Álvaro para decir “eh, putas; ¿pensabais que remontábamos? Mis cojones” y dejase pasar balones como si de oportunidades de ligue se tratasen. Un segundo gol de Chocho calcado al primero (saque de córner de Diego que remata el portero reconvertido) volvía a acercarnos. Otro (u otros) goles en contra nos abrieron los ojos de la realidad: un equipo que ha luchado pero que, like el Real Madrí de Ancelotti, está llegando algo cansado.
El 7-4 final es el espejo de un equipo que casi pero no. Aunque eso sí, ganas nunca faltaron. Sí calidad; pero si fuésemos tan buenos estaríamos siendo increpados por energúmenos a las puertas de Valdebebas.
Datos de (des)interés:
- Las ausencias en el último partido fueron numerosas, siendo siete al inicio hasta que apareció Álvaro. Roberto, Marcos, Marco, Rubén, Luisillo y Víctor fueron los desertores.
- En las gradas, con riesgo de equivocarme, se contó con Mar, Rocío y Julia. El triunvirato que más veces ha acudido a ver a las hordas blancas este año.
- Gran novedad en la tabla de goleadores. Debido a la ausencia de compromiso del hasta entonces pichichi en solitario, Marcos, este redactor-capitán tuvo la oportunidad de igualarle a 16 tantos, cifra histórica para mí y lo que confirma que Marcos fue bueno para ganarse la ficha y luego se acomodó.
- En la portería hubo rotaciones. Primero este tipo bajito se puso bajo los palos con una actuación bastante digna que el sucesor bajo los palos se encargó de tirar por tierra: Álvaro. Cinco goles como cinco panes le cayeron…y más que pudieron ser ya que a veces paraba balones apartándose. Gran debut del únicoquesabejugaralfútbol; suponemos que fuera de la portería.
- El cómico-taurino es, claramente, para Álvaro. Llegó, se sentó y se encendió un cigarro porque el partido ya estaba empezado. Julia, que no es sospechosa de estar atenta al juego, le tuvo que recordar que se cambiase y entrase porque no teníamos cambios; además de su lentitud para ponerse el chándal roñoso ese sorprendió con una gran charla con el colegiado: -Árbi, ¿puedo entrar? –Tú sabrás. Trencilla que también tuvo su momento cómico al querer participar de las bromas del equipo y al descubrir el nombre de Chocho y verle respirar con dificultad añadió: “Chocho está hasta el chocho. Je. Je. Je”. Sublime.
- Tercer tiempo que, de nuevo, se convertía en una celebración de cumpleaños. Esta vez el que puso la guita fue Rubio, conmemorando sus 29 añazos.
Esta es la crónica del último partido de Liga. Corta, a destiempo y seguramente, peor que ninguna. Sólo quiero decir una cosa: ha sido un año muy bueno, divertido, con grandes partidos y alguno horrible. Pero aquí hemos venido a beber y a juntarnos, ha merecido la pena. Ahora a por el Trofeo Marca. ¡Fuerza y Honor, Motor Carrera!
Escrito por: Xaime Méndez Baudot