En el Sporting Stadium se comenzó a entender ayer el lema de los Stark, “Winter is coming”. El clima de pretemporada se esfuma y Motor Carrera coge ritmo de victoria semanal, incluso sin jugar bien. O sin jugar, por ser más breves y fieles a la Verdad Absoluta.
Comenzó el partido con un sentido homenaje al rustic style, presente durante todo el encuentro. Los patapúm pa’rriba se sucedían sin mucho éxito, aunque algún balón se conseguía abrir a banda e intentar jugar. En una de esas tomó el balón Luis, que cedió a Víctor al borde del área para que el rodillo onubense se sacase un buen disparo que ponía por delante a un equipo algo diezmado por las bajas (algunas de ellas, sin justificante previo de los padres). No nos cegó la ventaja y seguimos haciendo lo mismo (lo que fuese que hacíamos) hasta que un regalo del portero de Los Amigos –de aquí su nombre- propició que este redactor tirase una vaselina con el portero corriendo hacia su portería. Si el domingo pasado el 2-0 no supuso relajación todo cambió sólo una semana después. Así, un contraataque rival (con algo de potra en los rechaces, hay que decirlo) les permitió acercarse al marcador, aunque el descanso frenó su (posible) ímpetu por empatar.
Oda al rusticismo.
En la reanudación, con Álvaro recién llegado de perder con “sus chicas”, Motor Carrera controlaba los partidos a la forma en que lo hacen los grandes, con mucha calma. El portero rival no se sentía del todo cómodo habiendo ofrecido sólo un regalo, así que en una falta lejana que ejecutó Pedro, decidió dejar el balón muerto en línea de gol para que el primo marrón, no sin dudar (este redactor está convencido de que, en la infinita locura del susodicho, en su cabeza rondó la idea de no marcar: “pobrecillos” y tal), volviese a darnos una renta de dos goles. Una situación demasiado calmada, pensaron al unísono Luis y Chocho para ejecutar la acción cómica-taurina de la jornada: una cesión de cabeza, con un balón que iba a la misma velocidad que Charlie cuando saca la cartera para pagar, se convertía en gol. ¿Cómo? Fútbol es fútbol y la visión espaciotemporal de nuestro guardameta sólo él sabe cómo funciona. Con 3-2 y el agobio de pensar que se podía acabar perdiendo puntos se comenzó a triangular un poco más el balón. Alguna jugada destacó, aunque sin conseguir el gol que nos daba la tranquilidad. Hasta que en un córner, el Gatete Cósmico acabó con el agobio no sin agonía, ya que el primer remate lo despejó el guardameta, aunque el propio Felino de Raimundo recogió el rechace para, esta vez sí, marcar. Poca más historia tuvo el partido, ni ellos crearon peligro ni nosotros aumentamos la diferencia y así, tan alegres como cansados, nos encaminamos al chiringuito para cumplir con lo que habíamos ido a hacer: beber.
Mi inocente cesión de cabeza en la mente de Chocho.
El regreso de los apuntes:
- Las bajas del equipo fueron Fernandito, convalenciente de una rotura por algún trastorno que quiso compensar a puñetazos; Marco, desaparecido desde que es tripadre; Rubén, salvando la Patria; Luisillo, del que no se conoce el motivo, y Marcos, de niñera en el hospital sin haber avisado. Una legión de bajas que no mermó la capacidad del equipo para ganar.
- Las gradas de Motor Carrera tuvieron tinte femenino y consorte: La delegada en funciones, Mar, Bea y Julia fueron el triunvirato de animación. Julia, además, rompe el maleficio de la Perla Negra, ese que reza que si viene, palmamos. Esperemos que sea por mucho tiempo.
- Con su gol, Álvaro se consolida como Pichichi, y eso que no es miembro oficial del equipo. Víctor y un servidor empatan en segunda posición con Marcos y Marramamiau se estrena en esta temporada.
- Chocho se fue triste porque no marcó gol, y eso que lo intentó con pelotazos desde su portería. Eso sí, se llevó dos goles. El segundo, como se ha narrado, propio de un sketch de Martes y Trece.
- El Panceta’s Bar volvió a ser el terreno de juego del Tercer Tiempo. Corrió el alcohol, duro incluso, y tanto se nos quedó corto que nos desplazamos a El Palomar del gran Fernando para seguir la fiesta. Estamos cogiendo el gusto a pospartidos largos y eso, hamijos, nos honra. El próximo fin de semana, aprovechando el puente, una delegación del equipo viajará a tierras gallegas para seguir dando cuenta del alcohol y comida por aquella maravillosa tierra.
Con esto se da por finalizada la crónica de la tercera victoria del equipo en cuatro partidos. Un buen balance que hace que nos podamos llegar a creer merecedores de los más altos honores del fútbol: luchar hasta el final. La Victoria es nuestra.
Hasta la próxima batalla, camaradas.
Escrito por: Xaime Méndez Baudot
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