Motor Carrera: Dolor con retraso

Tu cuñado lo hubiese hecho mejor. Seguro. Incluso en un equipo como Motor Carrera, donde el cuñadismo está en peligro de extinción por nuestra desafección a echarnos novia, ÉL lo hubiese hecho mejor. Incluso hubiese tenido escrita y colgada la crónica a las 18.00 del domingo.

Pero como no soy cuñado de nadie y no les dejamos el balón bueno, tocó joderse. Todo pintaba bien: hacía sol, estábamos alegres, volvió Fernandito al campo, Álvaro llevaba una camiseta morado-Chueca para parar cualquier penetración (lástima) y había un árbitro decente. Lo dicho, pintaba bien…hasta que cogimos nosotros la brocha.

Los campos pequeños se nos dan mal y el partido fue trabado y con 0-0 hasta que en una falta nuestra en la frontal de su área se convirtió en contraataque mortal debido a la pequeñez del campo. Eso y la ayuda de Álvaro pusieron el 1-0 a nuestra contra, una losa que no supimos levantar y que aún se ampliaría antes del llegar al descanso con otro gol que, dado que pasó hace tres días, ya no me acuerdo cómo fue.

Una primera mitad donde hubo algún ‘uy!’ motorcarrerístico. A destacar dos (y los dos de Pedro): primero en una falta que iba bien dirigida pero que golpeó en un ~~defensor~~ jugador de MC. El segundo fue tras una buena jugada que acabó con Pedro en la frontal a punto para golpear pero con un rival encima que pudo desviarlo antes de que nos hiciésemos pajas mentales con posibles remontadas.

Así llegó el descanso, con el subconsciente repitiendo “bueno, son dos goles. Se pueden remontar” pero con las piernas mandándole de vacaciones a las Seychelles. Se intentaba con ganas pero sin precisión y, a veces, con una locura mental permanente en este equipo que lleva a descolocarle y no saber si se está sobre un campo de fútbol o en Jumanji.

Cayó el tercero y no nos molestó. Cayó el cuarto y sí. Fue el karma respondiendo a todos nuestros desplantes, sobre todo al hecho de que un servidor no saliese de fiesta ni viernes ni sábado (algo a todas luces sancionable). Un balón sin aparente peligro chocó en el cuerpo de Fernandito pero en vez de ser un despeje se convirtió en cambio de trayectoria con destino nuestro marcador. Eso fue el “vete a cagar al tren” de Charlie o el “mecachis en la mar” de Chechu, el caso es que fue un Epic Fail y nos ponía con cuatro goles en contra con menos de diez minutos por delante.

Reacción del jugador tipo de Motor Carrera tras el gol carambola del rival.

Con la mente puesta ya en las cervezas y en alguna ocasión fallada fruto del moratismo galopante que reina en el equipo pasaron los minutos, no sin antes completar la manita el rival. Si se nos humilla, se nos humilla; nada de medias tintas. Y con su quinto gol dimos por terminada nuestra presencia física en el campo.

Apuntes en sucio:

Una vez más, y ya van unas pocas, nula presencia de público en la grada/banquillo. La dirección deportiva y de relaciones sentimentales de Motor Carrera comenzará a tomar cartas en el asunto si este hecho se repite cuando el sol, y no el frío, estén presentes.
En las ausencias, Marco sigue con su trabajo paterno y Víctor con su lesión que le mantiene apartado de los terrenos de juego más que a Messi. Nuestro portero karateka también decidió ignorar la convocatoria enfrascado en ser el portavoz de Gamonal.

Como era de esperar tras ver que no marcamos ningún gol, no hay movimiento en la tabla de goleadores.
Sí se mueve la de guardametas, con el estreno del pichichi Álvaro. Muchas veces se ha comentado que es el único que sabe jugar, pero por lo visto esa referencia sólo tiene vigencia de medio campo para arriba, porque debajo de la portería estaba más perdido que Chocho en el Valle de los Caídos. Su primera comparecencia como portero se saldó con cinco goles en contra y con momentos épicos como el saltar a por los balones como si fuese a recoger un rebote o salir con el balón botándolo creyéndose en posesión del chachismo ilustrado. Desde estas líneas le llamamos a no mezclar, tampoco deportes. Todo el mundo sabe que mezclar es malo.
Trencilla de origen español, que jaleaba a los jugadores a seguir con más entusiasmo que los propios compañeros y con una risa cada vez que explicaba por qué había pitado algo. Tipo simpático, no puedo decir nada malo.

Y así, con tres días de retraso, cierro esta crónica esperando que sea de vuestro agrado. Ya saben, lo malo se hace esperar.

Una de las pocas imágenes más difíciles de ver que a Motor Carrera jugando pichí-pichá: Fernando Torres celebrando un gol.