Motor Carrera: Lo que bien empieza, mal acaba. O viceversa

Con viento de levante y pendientes de un que-no-nos-falte-de-nada, amén de algún despiste como “yo contra estos no jugué en la ida”, se dispuso Motor Carrera a batallar en el partido aplazado de la última jornada de diciembre y que tanto dinero dejó en las arcas del psicólogo de Fernandito. Equipo numeroso por primera vez en tiempo, lo que permitió al entrenador/jugador/agente de viajes más opciones y, por eso, salió de inicio con…el mismo equipo que siempre.

Pasaban los minutos de lo que parecía un partido coñazo, sin ocasiones claras para ningún equipo y con la sensación de que el balón estaba ahí porque se comenta que a esto se juega con uno. Pero henos aquí, que un pelotazo lo brincó nuestro pívot delantero Álvaro, que consiguió llevarse el balón y encarar al portero algo escorado pero que no le impidió colocar el balón en lo que técnicamente se conoce como GOL y colocando, a las hordas blancas, por delante en el marcador.

Sin dormirnos pero con una intensidad regulera continuaba la primera parte hasta que un flagrante fuera de banda a nuestro favor no fue señalizado, lo que produjo un contraataque rival que logró poner el 1-1 en el marcador en lo que, a vergüenza mourinhística se refiere, es equiparable a la Champions de Stamford Bridge.

Con el empate volvimos a un juego rústico, como nos gusta, y los balones que le llegaban a Rubio eran inmisericordiosamente colgados al área hasta que al aeronáutico se le ocurrió que, si se la va a pasar al capitán-redactor-fallapenaltis(spoiler de lo que viene a continuación), mejor darla rasa debido a su escasez de centímetros de altura. Así metió un balón entrelíneas que ‘el 10’ logró tocar antes de que el portero rival intentase despejar y que conllevó, por lógica cinética, que se llevase bota y balón. Penalti que se dispuso a lanzar el abajofirmante con la seguridad de marcarlo pero con el karma en negativo gracias a Pedro, que le dijo a Chocho que lo fallaba; y Diego, que recordó que el Deportivo había fallado un penalti horas antes y que yo, por afición blanquiazul, lo iba a fallar igual.

Acertaron. Y eso es todo lo que se va a escribir del penalti.

Escribir no se va a escribir nada mas…pero poner imágenes…

La primera parte fue un más de lo mismo, con rival y equipo propio más pendiente de irse a ver al Real Madrid y tomar algo que en seguir jugando. Un stand by que duró hasta el descanso, ya que con la reanudación comenzamos a desplegar nuestro clásico juego de “¡Chocho, aquí…a tomar por culo!” y eso nos reportó las mejores ocasiones del partido. Un disparo del que escribe al larguero, una media vuelta de Diego, un pase dentro del área que Chechu no llegó por interpretar que mejor correr al lado del balón que cortar la trayectoria…

Entonces llegó el momento por el que los psicólogos de todo el mundo suspiran: una enajenación mental. Luisillo realizó falta (clara como la nieve) en la frontal de nuestro área, y no conforme con eso decidió dar un pelotazo al balón lejos, muy lejos; más o menos hacia la misma banda donde inmediatamente la trencilla-listilla le envió con una azul de manual. En el lanzamiento de falta Ritual logró marcar por el palo del portero (no digo nada) y comenzar su superioridad numérica con 2-1 en el marcador. Habían logrado darle la vuelta al marcador y Motor Carrera tenía una cara más cercana a Auschwitz que a Torremolinos en verano.

No nos rendimos y contamos con oportunidades como una falta lanzada por Rubén que parecía podía emular al número 9 rival pero que quedó muy centrada o un disparo del capitán/abajofirmante-de-crónicas que también repelió el portero a córner. Entonces nos pillaron en una contra, con los 6 volcados en atacar buscando el empate y si se junta eso con que éramos uno menos, se explica la situación de soledad absoluta del rival, que marcó a placer el 3-1.

Un resultado que no se movió, a pesar de que ellos dispusieron de un mano a mano que Chocho solucionó con los milagros que se le presuponen y con alguna internada motorcarrerística que no llegó a buen puerto. Y así, la trencilla-listilla pitó el final del encuentro y nos dispusimos a un pospartido que duró siete horas.

Apuntes en sucio:

Víctor sigue siendo baja en el equipo, aunque para cenar y beber se le vio en óptimas condiciones por lo que vamos a pedir una segunda opinión médica en cuanto dispongamos de servicio sanitario. Marco sigue en funciones paternales, Álvaro abandonó a su equipo y amigos al descanso por tener que hacerse el Pablo Laso con unos niños y Fernandito llegó tarde porque se le atascó la impresora al sacar los vales de Groupon y no podía correr el riesgo de dejarla sola.
Sorpresa en el ámbito de afición. Después de mucho tiempo de ausencia regresó el colorido a las ‘gradas’ de Luis Aragonés para apoyar al equipo del barrio. Rocío y Mar siguen siendo las más fieles –aunque no mucho– seguidoras de Motor Carrera.

Sólo Álvaro logró apuntar otra muesca en el apartado goleador, aunque otros tuvieron oportunidades claras…
Chocho tuvo una actuación correcta, salvando un mano a mano y con poco que hacer en los goles encajados a excepción del disparo de falta. Pondrá la excusa de que Fernandito le tapa (ya nos las sabemos todas) pero es lo que hay.
El equipo rival era, en argot abuelístico, majete, sobre todo el delantero que, además de jodernos porque era bastante bueno, dialogaba felizmente con cualquier que se cruzase por su zona del campo. Excepción, porque en todos lados tiene que haber tontos: el número 7, al que presuponemos de nombre Luis por lo que decía su camiseta, más preocupado en hacer el idiota y lanzar codazos tras marcar un gol que ponía en clara ventaja a su equipo y en encararse con rivales por faltas que no le habían hecho que en jugar al fútbol. Algo que por otra parte entendemos, ya que casi falla a puerta vacía el tercer gol de su equipo.
Trencilla-listilla la que arbitró (?) en el día de ayer. No sólo falla escandalosamente en un gran número de lances de juego, sino que además va de espabilada, ¡como si hubiese leído el reglamento!. Rectifico: ¡como si hubiese leído! Para la Historia quedan sus dos grandes aportaciones. 1) Que no señalaba con el brazo quién sacaba de banda o faltas o demás porque “cogía frío y alguien le podía dar en el brazo”. 2) Según su reglamento, es indiferente el lado del que se saca un córner, puedes elegir; como café o postre en los menús. Bravo por la música.
Tercer tiempo en Cervecería Burgos con Charlie en modo on fire que, tras un buen sábado, quería experimentar lo que era un ‘perfect finde’ e intentó encandilar a la camarera. Algo que no sucedió pero que dio pie a algunas horas de coñas. Tras ello, Fernandito siguió con su invitación de cumpleaños agasajándonos con una cena en Nebraska que terminó con una copa en un bar muy de aperitivo castizo.