Con la primera luz del quinto día, al alba mirando al este no llegó Gandalf sino Motor Carrera. También, como el viejo, de blanco que no empaña. Una muestra de épica, pormiscojonismo y entrega llevó a este nuestro equipo a lograr que el otrora Invictus de la Liga se apareciese como un mortal más capaz de perder. Y de ganar, claro. Pero a lo que vamos: ellos perdieron, nosotros ganamos.
Desde el principio se vio la equidad (equidad significa igualdad, ya sabes a quién te lo digo) entre los dos primeros clasificados de la Liga. En el rincón sur, con camiseta amarilla tonalidad chaleco del coche, los líderes y hasta ayer con pleno de victorias: Míticos La Curva. De este lado, blancos impolutos, las hordas motorcarrerísticas luchaban por no dejar al rival sacar el balón limpiamente sabedores del peligro de su número 10 (de nombre Charlie y conocido de los vividores de Santo Domingo, lo que nos lleva a la siguiente reflexión: ¿nos equivocamos de Carlos?). El partido no tenía un dominador claro y las ocasiones eran escasas, aunque las suyas con bastante más peligro que las nuestras que un inspirado Chocho, que empieza a recordar al Zamora liguero, dejó en nada. Nuestros pequeños momentos llegaron con un disparo lejano de Víctor que el portero sacó de la escuadra, momento en que se cruzaron los gritos de “¡bien, tío!” de su equipo y los “¡será joputa!” del nuestro. Parecía que el partido se iría con empate a cero al descanso, sobre todo porque el colegiado avisó de que quedaban 30 segundos. Minuto y medio después de ese aviso, y con un jugador rival camino del hospital (no tuvimos nada que ver), Míticos de la Curva se adelantaban en el marcador en una jugada un tanto extraña que empezó con un paradón de Chocho y acabó con el árbitro pitando el final tras el gol. Uno de esos que llaman psicológicos y que hizo que ellos se fuesen alegres al banquillo y nosotros con cara de ir perdiendo 4-0.
La felicidad de Míticos de la Curva durante el descanso
¿Gol psicológico decía? Los cojones. Con un cuchillo (de nuevo, metafórico) entre los dientes saltamos de nuevo al campo, conscientes de que no podíamos plantear esta segunda mitad en el modo “a ver si cae uno”, sino que había que buscarlo. Y cuanto antes, mejor. Dicho y hecho. Al poco de reanudarse el encuentro, un balón en la banda derecha es recibido por este cronista que no tiene nada de humilde y ahora sabréis por qué: los cielos se abrieron como el día en que nació Kim Jong-Un y el ‘10’ sorteó rivales cual enano del Barça (nos asemeja lo de enano, nos distancia el Barça, millones de euros y el coeficiente intelectual) para plantarse sólo delante del guardameta rival y esta vez sí, batirle.
Parecido mas que razonable entre el cronista habitual y el puto Frodo
Un empate temprano que nos alegraba la tarde, aunque cierto es que duró poco. Minutos después, ese Charlie de Santo Domingo que no es nuestro Charlie tiró de efectividad para, en su primer tiro y desde la frontal del área, poner el balón abajo y pegado al palo. Golazo que quedó de fotografía gracias a la estatua de Chocho. Si el Plus le hiciese a él tantos primeros planos como a Casillas cada vez que no juega, por seguro se habría podido leer de sus labios “suputamadre”. Así, seguido. Sin espacios.
Otra vez a contracorriente, un hábitat natural para los componentes de Motor Carrera ya sea en un campo de fútbol o en la barra de un bar cualquiera, el partido se complicaba. Entonces salió a relucir el pormiscojonismo (movimiento fundado por Pormisco Jones: el primer hombre que tuvo la osadía de decirle a su novia que ese vestido que tanto le gusta y que se ha probado le queda mal): trasladado al fútbol esto es jugar como boxeaba Jake LaMotta: encajando golpes, encajando más golpes pero nunca cayendo. Empezamos a apretar con nuestro juego rústico que se define en bandas, sí; pero a pelotazos. Una jugada parecida a la del primer gol (oh, cielos del universo, abríos ante mí) tuvo como resultado una peligrosa falta al borde del área. Y allá que fue Pedro, que se teletransportó desde nuestra defensa al área rival con la misma rapidez con la que deniega créditos. El perfil era de zurdo, ya probado como tirador este redactor vuestro, pero Pedro es mucho Pedro. Entonces se dio una conversación sin apenas movimiento de labios (es difícil, probad) que a continuación transcribo:
Pedro: ¿la quieres tú?
Xaime: o tú, a mí me da igual.
Pedro: psé, tú dirás. A ver cómo ponen la barrera.
….
(se pone la barrera)
…
Pedro: ¿entonces?
Xaime: no sé, ¿para mí?
Pedro: vale pe…
Xaime: o para ti, ¡yo qué sé!
Pedro: no sé
Xaime: venga, tú.
Pedro: ¿yo?
Xaime: tú
Pedro: ¿yo?
Xaime: tú
A dúo: ¡¡GOOOOOOOOOOOL!!
Pedro clavó el disparo a la escuadra del portero, con la colaboración subterfugia de Luis al tapar al portero con sus rizos dorados. Empate, once again. Y un tiempo por delante para seguir siendo lo que siempre hemos sido: férreos detrás y a confiar en Marcos, Diego, Luis o Xaime arriba. Y como la fe es ciega allá apareció perseguida por Marcos en un balón dividido: entró al área rival encarando al portero con un defensa montado a caballito (literal) pero Marcos no es un Dani Alves cualquiera y dijo apartatron, que yo quiero tirar. Y tiró. Y marcó. Y nos adelantamos en el marcador. Y los gritos de Fer se oyeron en su antiguo sanatorio donde empezaron a llorar al echarle de menos mientras recordaban sus partidas de Colonos de Catán.
Quedaban cinco minutos de agonía. Míticos La Curva en tropel se fue al ataque y a Fer le dio un aire (quizá porque sabía que en su sanatorio se habían acordado de él) y comenzó a hacer cambios extraños. Un poste del rival nos puso los huevos de corbata y el patapúm parriba que tanto nos gusta llegó a su máxima expresión: cualquier balón que cayese en una bota de Motor Carrera acababa por los aires y lejos, muy lejos. Con el rival lanzado al ataque y con un minuto por jugarse, Chocho lanzó en largo para que la disputase yo (sí, el más alto del equipo) de cabeza. La pelea no la gané, pero el mal despeje del defensa provocó un dos contra uno: Víctor y este al que están leyendo contra él. Pim (Víctor) para pum (yo) y el cuarto gol que subía al marcador para alivio de Motor Carrera y desesperación de Míticos La Curva. Y así terminó el partido, con todos entusiasmados y cansados a partes iguales y con la sensación de deber cumplido.
Míticos, quedaos ahí quietecitos hasta la segunda vuelta
Datos de (de)interés:
- Las bajas, siempre hay bajas (y menos mal), corrieron a cuenta del eterno padre, Marco; Fernandito, que hizo de entrenador por un extraño proceso estomacal; y del benemérito 2, Rubén, que prefirió no cansarse antes de ver cómo el Atleti perdía la oportunidad de ponerse segundo. Al menos nadie le podrá quitar la alegría de ver la victoria de Motor Carrera al conectarse al guasá.
- Como público asistente contamos con el dúo cántabro-palentino. Mar y Bea (que si lo leéis seguido y rápido parece una marca de cosméticos femeninos) aplaudieron a cubierto, no fuese a llover. No seré yo quien lo diga pero dos presencias de Bea, dos victorias. Por el lado contrario y ya que dicen que nunca menciono, cabe destacar la deserción de las antiguas animadoras Julia y María Rosa. Su talismán es contrario al de Bea: no vienen, ganamos. Aun así, arrieritos somos…
- Álvaro ya no sabe cómo conseguir un epígrafe (para quien tú ya sabes: epígrafe es cada uno de estos puntitos) y ahora se ha convertido en el fichaje de invierno de Motor Carrera. Todos los años hace lo mismo pero este se le ha ido más de las manos. Quiere ser un laker y acaba aceptando que eso es de loser y que lo chulo es ser de Motor Carrera.
- Con mi doblete y el tanto de Marcos se produce un empate al frente de la tabla goleadora entre el fichaje y el clásico. Esto es como con Raúl: siempre fichaban a alguien pero al final el que estaba era él. La carrera continúa.
- Chocho, ya mencionado en la crónica, cada vez se parece más a aquel portero gracias al cual se ganó una Liga. El año pasado parece ya olvidado de su memoria y tuvo una actuación destacable con varias paradas de mérito. Eso sí, si crees que eso te va a valer para tener unos guantes nuevos…vas listo.
- El momento cómico-taurino en esta ocasión es de menor intensidad debido, Dios sabe por qué, a que parecimos un equipo serio la mayor parte del encuentro. Pero destaco algo que, de nuevo, tiene a Chocho por protagonista. Con 3-2 en el marcador y con 5 minutos para el final, Fer (que era nuestro entrenador ayer) empezó a gritar a diestro y siniestro, a hacer cambios extraños y a mover los brazos así como si nadase en el aire. Chocho, de empatía selectiva, no pudo más que contagiarse del nerviosismo y comenzó a hacer molinillos con sus brazos a la vez que expulsaba por su boca “¡FER! ¡Cállate hombre que me estás poniendo nervioso a mí y verás la que se lía!”. Pues eso, un cómico-taurino algo light.
- Y lo que no fue light (cómo hilo temas, ¿eh?) fue el tercer tiempo en la Cervecería Burgos. La victoria lo merecía y la cerveza no faltó, las conversaciones a gritos tampoco y los vaciles correspondientes.
El asalto al liderato, como se emplazó desde este VLOJ en el vídeo, ha comenzado. Con buen pie. Con un gran partido y, sin que sirva de precedente, el cronista da la ENHORABUENA mayúscula a todos los que participaron (y a los que no pudieron venir pero han hecho posible el segundo puesto) en la batalla. Con buen pie y sin creernos nada este año puede ser bonito de disputar. ¡Hasta la Victoria final!
La afición entusiasmada con el equipo
Escrito por: Xaime Méndez Baudot
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