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RESULTADOS:        United 3 - 2 Motor Carrera

lunes, 1 de diciembre de 2014

Blitzkrieg

Resultado

La guerra relámpago de Motor Carrera (Blitzkrieg para los que no supiesen qué significa el término) tuvo el domingo 30 de noviembre un nuevo episodio de JLORIA HINFINITA: la mayor goleada ever de este nuestro equipo. Las ignominiosas tardes de fútbol sala del ya muy lejano 2007 han dado lugar a esta nuestra venganza en forma de victorias incontestables que ni el más pintado se podía imaginar. Más con la idiosincrasia del equipo: capaz de ganar a los primeros de la Liga y de hacer amigos regalando puntos a los peor clasificados.

Ayer dejamos la solidaridad para los bancos de alimento y salimos a ganar sin sentimentalismo, lo que se tradujo rápidamente en el primero del decálogo goleador que expusimos ayer en la Universidad del Balompié. Un robo cerca de su área y un tiro ajustado al palo fue el primer mandamiento. El segundo, tras alguna jugada interesante que dejó a Marcos lamentándose por fallar y a Luisillo con cara de perro abandonado al no recibir el balón, fue obra del banquero ronero. Una falta, especialidad de Pedro incluso más que los créditos sindicados, que el ‘4’ convirtió con fuerza. El partido contra el colista (que además no contaba con cambios) ganaba en facilidad merced a la lesión de su extremo derecho, que intentó seguir con un esguince y que, lesionado, consiguió hacer un caño a Luis. Esto supuso para él lo más que podía aspirar en el partido y acto seguido se fue al suelo y comentó, con voz doliente, que él ya había cumplido y que pasaba de joderse más. Con razón, por otro lado.

Con un boquete en su banda, la facilidad de acceder por ella hasta el área rival era inversamente proporcional a la dificultad que encontramos para pasar del “hola” al hablar con una chica en una discoteca. Así llegó el tercer punto del decálogo, obra del webmaster/delegado/extremo y, desde esta semana, ingeniero con trabajo (¡viva!). Desde nuestro flanco izquierdo, Marcos enlazaba regates hasta que vio llegar a Luis, le cedió el balón dentro del área y el astur puso el punto final a la jugada.

Felicidad era la palabra (para Motor Carrera, no para Los Navalucillos; pero este vloj no es imparcial así que eso, felicidad) y aún crecería más antes del descanso. Dos goles más, para ser exactos, del capitán/redactor. El cuarto tanto -no pecaré de modestia porque, además, no la tengo- fue un gran disparo lejano que, como mil veces se ha ido al descampado de detrás, esta vez entró por la escuadra sin que el portero rival pudiese hacer nada y dejando a todo Motor Carrera con cara de sorpresa. ¿Sorpresa? Lo habitual. Antes de irnos al descanso con la sensación de trabajo bien hecho (o como se decía en la Blitzkrieg: con la sensación de polacos machacados) dispusimos de una nueva falta peligrosa. Pedro cogió carrerilla para disponerse a realizar otro de sus disparos pero engañó al personal (aquí sí salió su alma banquera) y cedió el balón al ‘10’ que, tras acomodarse el balón en la izquierda porque con la derecha es peor que Di María, ajustó su disparo al palo derecho del portero haciendo la manita.

Tras la reanudación, los brazos caídos de Los Navalucillos eran evidentes y Motor Carrera decidió que la condescendencia se había quedado en casa y siguió apretando. Así, Marcos (que no había ‘mojado’ desde su fichaje) remató a puerta vacía una salida en falso del portero que habría firmado el mismísimo Topo, Él para sumar el sexto tanto. Entonces Fer decidió que era momento de ser palomero ignorando su puesto de defensa y ahí se quedó esperando algún balón. Lo curioso es que llegó en un duro disparo de Luis que Fernandito desvió para celebrarlo como si fuese el minuto 92:48 de la Décima. Acto seguido, extasiado de dar saltos y subir y bajar los brazos como esos muñecos de lucha libre que teníamos de pequeño, pidió el cambio.

Todavía dio tiempo para marcar tres goles más y redondear la cifra. El octavo, de nuevo Marcos que culminó una jugada de toque (sacrilegio para Motor Carrera) entre Rober, Chechu y el propio Marcos que remató de cabeza a puerta vacía un servicio de nuestro Freddie Mercury. El noveno, un disparo cruzado del abajofirmante que dio lugar al momento cómicotaurino del equipo rival al recriminar un compañero a su portero que su “gordura” les había costado un gol. “Vete a la mierda, quítate de ahí” fue el final.

cachogif.com_53bfc90cdd8caMomento en el que, el rival, ve a su portero ver pasar balones a su portería

Faltaba el gol de Luisillo, que buscaba con entusiasmo y que le creaba ansiedad. Y llegó. Claro que llegó. Recogió un balón suelto y con su habitual tranquilidad se colocó la pelota para reventarla. Gol de Móstoles. Algún contraataque fallido por falta de precisión en los pases es lo único, más allá de los goles, que destacar de un monólogo en el que Chocho fue espectador; salvo por su carrera para evitar un córner y dos paradas a tiros desde el centro del campo. El colegiado de ultramar pitó el final y la aplastante victoria quedó negro sobre blanco en el acta: 10-0 y para el bar.

Datos de (des)interés:

  • Apartado de bajas liderado por Diego, de servicio a la sociedad; Víctor, cuya primera novia le dijo que ‘sí’ y entonces pasó de nosotros. Su segundo plato…el despecho es muy peligroso, advertimos; y Marco, en comisión paterno-filial.
  • El público asistente se limitó a la voluntariosa Mar, que atendió a la llamada de la invitación cervecil de su novio aunque no estuvo atenta y se perdió el tanto del susodicho. De todas formas, agradecemos su presencia que sólo tuvo el lunar de no asistir por encontrarse, Dios sabe haciendo qué, en Marrakech.
  • La tabla de goleadores se aprieta con el póker de goles (expresión obtenida de la gran imaginación del periodismo deportivo del país) del capitán. Aunque Marcos sigue encabezando la clasificación, Víctor es relegado del segundo puesto (eso, por faltar). Fernandito se estrenó, al igual que Luisillo, en la faceta goleadora.
  • Creo un apartado nuevo: el otrora delantero FIFA elúnicoquesabejugaraesto ha digievolucionado a míster cuyastacticasypizarrasonlasquenoshacenmarcargoles. Así lo expresa cada vez que tiene oportunidad y justo es reconócele ese mérito de no perder el ego. Una pizarra que funciona.
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El entrenador total, celebrando un gol logrado gracias a su pizarra de ensueño.

     
  • El día de ayer merece otro apartado especial: Chechu. En el último día de movember, el gatete (¡miau!) decidió, cual felino, dejarse bigote. Bigotón. En este vloj somos muy mucho de bigotes y no entendemos el estigma social del que viene siendo objeto desde que terminaron los 80. Un bigote es viril, da un toque de distinción y queda elegante tocárselo mientras miras a alguien con la cara de juzgar y piensas “jodido mamarracho”. Bien por él aunque, si un pero hay que ponerle, es romper esa virilidad con la cinta de pelo que usa para correr.
  • Chocho bien, gracias. Dejó su portería a cero, lo que le hace sonreír más que de costumbre en un partido en el que no tuvo trabajo. Como es un chico con inquietudes, aprovechó la hora de encuentro para guasapear a su novia, reprobar la teoría de cuerdas y descifrar la piedra Rosetta.
  • Un 10-0 tuvo su momento cómico-taurino o, para ser exactos, esquizofrénico-taurino. Con el 6-0 a nuestro favor, Fernandito comenzó a escuchar voces en su cabeza. Esas que de vez en cuando aparecen y que le dicen cosas como “recuérdale al árbitro qué número eres” o “grita, grita; que algo queda”. En esta ocasión, esas voces le llamaban a subir al área rival, olvidar su puesto y obviar las voces de Pedro y del míster Álvaro que le pedían regresar a su posición. De hecho, Álvaro llegó a decirle que era el cambio seleccionado a lo que Fernandito, movido por esas voces, le dijo “espera, espera” mientras se agarraba a la portería rival como si fuese la camiseta de Pepe. Lo logró, lo celebró como se merece un 6-0 y se marchó. Feliz del trabajo bien hecho mientras esas voces le decían, mientras él sentía una mano pasando por su lomo, “good boy, good boy”.
  • El tercer tiempo tuvo temática especial: la celebración de que Luis, nuestro aeronáutico, ya no es parado. Una gran empresa cuyo nombre no diremos le ha contratado y hubo un “está tó pagao” versión aviones. En los campos del Sporting no faltó la panceta, lo cual sería sacrilegio, e incluso fuimos supporters de Old School en su encuentro contra los líderes. Una grada de animación que no fue talismán, ya que perdieron.

Un partido más, un objetivo cumplido. La maquinaria de guerra motorcarrerística funciona perfectamente y lo que más jode es que este puente nos corte la inercia. El próximo encuentro, todos concentrados, contra los líderes. Nos jugamos empatar con ellos a puntos. Así que ya sabéis: victoria o muerte, que decían otros guerrilleros.

Sin título-2 Chechu Mercury y el resto de la banda

 

Escrito por: Xaime Méndez Baudot

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