No se preocupen más lectores, jugadores, aficionados y demás chusma que entra en este gran blog. Por fin vuelve el cronista habitual de estas líneas por lo que no tendrán que vivir más con las palabras mal juntadas del fundador y podrán disfrutar del periodista en paro del equipo. Y hecha esta pequeña introducción no cabe más que felicitar a Motor Carrera por sacar partidos adelante aún cuando el juego no es lo más vistoso que se ha logrado a lo largo de la temporada y superar a un rival directo por la Liga de forma clara, al menos en la mayor parte del partido.
Comenzó a rodar el balón, y es una forma de hablar porque no hacía más que ir de un área a otra a base de patadones tanto por parte de Mambo como de MC, hasta un punto que nos dio por bajar un poco el balón y tocar aunque un par de jugadas por banda que conseguimos no llegaron a buen puerto. Mambo también intentaba jugar por bandas, sobre todo su izquierda, pero la posición mantenida, ese aspecto del juego que no se sabe si por la alineación de planetas o por conspiración judeo-masónica clavamos este año, permitió que Chocho, el Zamora de todo el Distrito de Hortaleza, no se emplease y, por ende, no corriese riesgo de volver a joderse los talones a lo Aquiles. El partido discurría por los cauces de partido trabado, no excesivamente duro pero sin el balón corrido y con un olor a empate que recordaba al partido serio de Tolima, aunque no se jugó al mismo nivel. Pero en esas apareció Marco papá Búfalo, que se encuentra en su mejor forma desde que debutó con Motor Carrera, para cortar un balón tirándose al suelo (y creándose una herida de sangre que su hijo, ya ducho en artes motorcarrerísticas, contemplará con admiración hacia ese hombre que deja la piel por un trozo de cuero) permitiendo a Toni girarse en el centro del campo sin oposición y realizar un gran disparo que entró pegado al palo derecho del portero poniéndonos por delante del marcador y haciendo que el banquillo y el campo saltasen a celebrar con alborozo lo que nos ponía por delante en una de las muchas batallas que estamos sabiendo realizar este año. Como si no hubiese pasado nada supimos centrarnos en seguir como hasta ese momento y fruto de ello fue el segundo gol. Una contra rauda y letal de Luis terminó con un pase medido al tacón de Luisillo que sólo tuvo que colocarlo en la posición “gol-chorra” para que despistase al portero. La tensión que se vivió en el banquillo mientras ese balón botaba lentico hacia la portería es indescriptible, pero el final feliz de ver entrar el balón con el portero mirándolo con cara de “no me jodas” bien valió el sufrimiento. 2-0 ya en la primera mitad y una sensación de que si bien nos podía caer algún gol en jugada aislada, Mambo no realizaba el juego que le presuponíamos al ver sus goleadas. Y eso, daba tranquilidad. Pero para que el equipo no se relajase ya estaba Luisillo, que a cuatro minutos del final recibió una tarjeta azul por pedir, a gritos eso sí, tarjeta para el rival lo que le costó una azul a él también. Acto seguido, decidió -con una agilidad mental que ya quisiéramos otros- que cinco minutos de expulsión era una mariconada para un tío de Móstoles y que o todo el partido o la puta al río por lo que en la cara del trencilla espetó un muy convincente “¡Vete a tomar por culo!”. Misión cumplida por Luisillo que vio la roja y también la cara de estupor y enfado de los demás integrantes del equipo.
En la segunda mitad salimos con un planteamiento que ni Mourinho en el Camp Nou el año pasado, dos defensas y tres medios que, eso sí, tendríamos que correr como si no hubiera mañana en el caso de robar y poder realizar una contra. Y lo cierto que funcionó, porque mientras que Mambo sólo podía llegar a las inmediaciones de nuestro camarada portero a base de balones largos nosotros dispusimos de alguna más clara. Como el centro medido de Luis que un servidor remató con firmeza y fuerza al palo cruzado entrando desde atrás, que sonaba a gol pero que fue un “¡uy casi!” de los de toda la vida y tónica habitual en esta temporada del firmante de la crónica. Sin embargo, en otro contraataque llevado por Toni sí tendríamos el premio del gol merced a un penalti al despejar el defensa con la mano el intento de Toni de realizarle un sombrero. Además en esta acción un rival creería injusto que estuviésemos jugando con uno menos y decidió equiparar las fuerzas llamando hijo de puta a Toni, que si bien el árbitro en el acta reflejó que se lo dijo a él -qué acaparador- el resultado fue el que esperábamos: roja. El cónsul de Motor Carrera en Heathrow engañó al portero en el lanzamiento del penalti y colocó el 3-0 al unísono con los suspiros de alivio de las hordas rojas. Desde entonces y hasta que al colegiado le dio por pitar el final Motor Carrera jugó a menos (si se podía) y ello provocó innumerables disparos de Mambo, si bien no en clara posición de marcar excepto en un mano a mano que San Chocho arregló sin despeinarse. Así hasta que con el tiempo cumplido (un servidor pasaba cerca del árbitro antes de iniciarse la jugada y su reloj ya hacía la típica señal de “pi-pi-pi-pí” para señalar fin de tiempo) un balón dividido en nuestra área quedó en franquicia a un componente de Mambo para que empalase su gol de la honra y dejase a Chocho sin su deseada media de menos de un gol por partido. Tras su cara de disgustó sonó el pitido final y su cara se pareció a aquella de los perros abandonados durante unos instantes, hasta que se dio cuenta de lo que habíamos hecho: ganar a otro rival directo.
En la libreta de Van Gaal y apuntes de sociedad destacar lo que sigue:
- Tras el cuadro de la semana pasada, ausencia contada, en individual. Fernandito, por un proceso de cirugía estética por la que se asemeja a Popeye en los mofletes fue baja, aunque apareció por los campos haciendo de míster.
- Mención especial, como no podía ser de otra manera, al empanado de Víctor. Parece ser que el blog sigue sin funcionar, o que a los ingenieros entre tanto número no les enseñan a leer o se les olvida, porque sino no se explica que acudiese a los campos Luis Aragonés cuando aquí, cada miércoles (o desde el domingo mismo del partido en el recuadro destinado a la previa del partido con esos dibujos de camiseta tan majos donde se lee hora y lugar del partido), se especifica, con mapa de situación y todo por si alguien después de dos años y pico todavía no sabe llegar, el campo donde se jugará el partido. Así las cosas Víctor llegó para la segunda mitad. Otra cosa a la que le doy vueltas ‘in my mind’ es cómo se tarda 30 minutos en ir de unos campos a otros que están relativamente cerca, y más en coche. No sé si Hortaleza es una especie de Triángulo de las Bermúdas, el centro de investigación del vloj estudiará el caso en Navidad.
- Por segundo partido consecutivo cero asistencia de público. Ni nuestra aficionada fiel, socia nº 1 acudió. Y eso que los equipos vacían estadios cuando pierden, no cuando se codean con los líderes. Durante la campaña navideña habrá que dar razones de peso para que nuestras gradas -es una licencia literaria eso de “gradas”- no parezcan Dresde tras el bombardeo aliado.
- En el tema goleadores cada día se ve más clara la ansiedad de nuestro otrora casi pichichi, yo mismo, que sigue anclado en un gol cuando a estas alturas de la temporada pasada estaba en cabeza. Lo de Benzemá es una mierda como Hamilton de grande comparado con lo de un servidor. Además no me permitieron desde el banquillo lanzar el penalti que me habría quitado tanta presión de encima (que poca vista el banco…) y se lo hicieron lanzar a Toni que tiene historial de fallar penales en momentos clave (o eso he oído). Así las cosas, Toni con su doblete sigue a la caza y captura de nuestro pichichi Álvaro, que como Cristiano se tomó esta semana sabática en el aspecto de meter el balón en los tres palos. Además, Luisillo con su gol a lo Pepe en Anoeta se pone con dos goles, éste celebrado con nuestro portero para que no se sintiese excluido y porque Luisillo, así las cosas, corrió sin saber qué hacer y se vio de bruces con que acababa el campo y sólo quedaba Chocho para tirarse en sus brazos.
- Partido decente de Chocho bajo los palos. Que si bien en la primera pate casi se podía haber tomado un chocolate con churros, mediada la segunda parte tuvo trabajo. En especial ese mano a mano que salvó en una contra que tenía todos los olores y visos de ser el primero de Mambo.
- En lo referente a Mambo, el rival, algunas cosas a destacar. Sufrían del síndrome animadores pero con variantes de la versión Barney. En grupo eran algo payasos y un poco llorones a lo Sevilla C.F., pero luego, con los dos o tres que me crucé yo al menos, se podían hablar tranquilamente. Además son un tanto ilusos ya que reclamar el arbitraje no servirá de nada aunque lleven toda la razón del mundo.
- Y el colegiado…¡ay el colegiado!. Un cero a la izquierda se queda corto para referirse al que probablemente, y si no mediase la chica-colegiada, sería el peor de la competición con una diferencia pareja a la que existe entre mi sueldo y el de un controlador aéreo. Siempre en medio, faltas que no son, tarjetas como si repartiese caramelos, empanamiento general durante el encuentro y un halo de no tener ni puta idea de fútbol parecido al de Clos Gómez ayer y que llevará consigo hasta Filipinas, de donde creemos es natural al no tener las mismas características físicas que los demás árbitros de las provincias de Nueva España y demás. Pero sí, entra en la categoría de árbitro de ultramar por lo que se sigue percibiendo una cierta diferencia entre los españoles de la Península con los españoles de provincias.
- Tanta comparación con el Real Madrid no es casual. Árbitro malo, rival algo quejica, juego pésimo y…victoria. Las comparaciones son odiosas pero a nosotros todavía no nos han ganado por cinco goles de diferencia y eso dice mucho a un Motor Carrera que suena a…¡lucha por el título!
- Tercer tiempo en el bar de la Avenida de San Luis que nos sirve de refugio cuando el chiringuito, ese lugar sagrado, cierra sus puertas. Corto, eso sí, que unos cuantos hicimos cuarto tiempo en La Segoviana para ver como el Real Madrid ganaba a los yonkis y gitanos del Sevilla. Posteriormente, partida de Colonos de Catán en mi domicilio donde Álvaro me tiró una copa al parqué y esta mañana seguía recogiendo cristales. De quién fue la victoria es, a todas luces, secundario.
Les invito, amigos jugadores o desconocidos perdidos, a añadir lo que crean conveniente a esta crónica de un partido que será recordado por permitirnos seguir en la lucha y, por si alguien todavía no lo tenía claro, creer en que la victoria final, esa que siempre se nos resiste y es tan virginal (pero no menor de edad como con Sánchez Dragó) que dan ganas de inmolarse y renunciar a las 72 vírgenes esas de palo por tener sólo esta: la Victoria de Motor Carrera. (¿casualidad que nos ‘patrocine’ Victoria’s Secret? No lo creo).
La defensa, este año, está a tope. Con ella también se ganan batallas. ¡A seguir!